El Ajedrez tiene la maravillosa virtud de poder compararlo con la vida misma. Los diferentes sucesos, problemas y sus geniales soluciones, hacen que podamos llevarlos al tablero más grande y sacar provecho de ello. El humilde Peón nos puede dar una bella lección, observando su función en una partida. Un maestro, luego de años de observación, concluyó que son el alma del Ajedrez y cambió no sólo el concepto del Peón, sino del Ajedrez en sí mismo. Mi pequeño homenaje a esa sufrida pieza...
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