Philidor nos enseñó que los peones son el alma del ajedrez. La estructura de peones se convierte muchas veces en el verdadero campo de batalla. Tener un fuerte centro nos permite tener mucho espacio, en contrapartida, el otro bando obtiene muchos puntos de contacto para iniciar el contrajuego. Philidor también dijo: "Los peones solos crean el ataque y la defensa..."
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